Aunque todo el mundo que llega a los Andes lo hace ansioso de ver las ruinas de los Incas, la civilización del Tahuantinsuyo no fue la única ni la más longeva que dominó la cordillera andina. Si te preguntas de dónde procede toda la icnografía y el culto al sol, la respuesta está en Bolivia, concretamente a 60 kilómetros de La Paz.
¿Cómo visitar Tiwanaku?
Tienes dos opciones: organizarte tu propia ruta o contratar un tour guiado.
- Si decides ir por tu cuenta necesitas tomar el bus que sale desde el cementerio. Y si vas al cementerio mejor hacerlo con precaución ya que según me dijeron en el hostel, es una zona proclive a robos que aprovechan el desconocimiento del turista. Puedes obtener más información sobre las líneas de transporte y precio de entrada a las ruinas en la web del Complejo Arquológico de Twianaku.
- En mi opinión un tour es lo más cómodo y económico. Aunque por libre te puedas ahorrar unos cuantos bolivianos, la diferencia no será tanta y en el tour guiado irás acompañado por un guía experto. De otro modo te costará entender lo que estás viendo. Además no tendrás que preocuparte por si pierdes el bus de vuelta o no encuentras la parada.
Si te alojas en un hostel, pregunta por la visita a Tiwanaku, ya que suelen tener descuentos para sus clientes o paquetes específicos a precio de estudiante. Yo lo reservé la misma mañana que llegué al hostel. Todos los operadores ofrecen unos servicios parecidos: pick up en el alojamiento, visita guiada por Tiwanaku, almuerzo y regreso a La Paz.
Recomendaciones para la visita
Antes de lanzarte a la aventura, ten en cuenta una serie de recomendaciones.
- Durante el recorrido el sol puede ser bastante intenso, así que procura llevar a mano el protector y las gafas de sol.
- Asegúrate también de que llevas efectivo suficiente ya que ni en el pueblo, ni en el recinto de Tiwanaku hay cajero automático.
- En los alrededores del yacimiento no hay demasiados servicios para los turistas. En mi caso la excursión incluía la comida en un local cercano al yacimiento. En Tiwanaku pueblo también hay un par de restaurantes. Si no es tu caso o prefieres ir por libre puedes echarte un sándwich de chola o unas empanadas salteñas en la mochila. Y mucha, mucha agua.
*Como comentario personal, me sorprendió que cuando llegamos había un rebaño de ovejas cruzando por la parte exterior del recinto, justo por delante del museo.
La civilización más antigua de Bolivia (¿y de toda América?)
Tiwanaku es para Bolivia lo que Machu Picchu para Perú, el Partenón para Grecia o el Coliseo para Italia. Es el símbolo de una civilización antigua que marcó una época dorada. El germen de este pueblo se remonta al 1.500 a.C. en el altiplano boliviano. En el libro de su historia faltan todavía muchos capítulos ya que no dejaron testimonio escrito. Pero sí la prueba de una sociedad perfectamente estructura y que fue capaz de construir una ciudad próspera y floreciente. Tiwanaku es la máxima expresión del desarrollo que alcanzó esta civilización preincaica.

Para ser lo más fieles posibles a la realidad, este post no se titula “Tiwanaku, la civilización más antigua de Sudamérica”, pero verdad no le faltaría. Tan solo los restos de la cultura chavín de Perú, o los olmecas de México, igualan en antigüedad a los de Tiwanaku y pueden considerarse pueblos con una estructura social y un grado de desarrollo suficientes como para ser considerados civilizaciones. De lo que no cabe duda es que los tihuanacotas fueron la primera sociedad organizada que habitó los Andes de Bolivia y Perú.
La visita se divide en dos partes. Primero los museos, donde se exponen algunos de los restos encontrados durante las excavaciones y se explica el desarrollo histórico de la civilización Tiwanakota. Después la visita al recinto donde quedan los cimientos del viejo santuario, la Pirámide Akapana y el Templete Semisubterráneo.
Monolito Bennett
La pieza más llamativa que se conserva en el museo es el monolito Bennett, un monje tihuanacota de 7,50 metros de altura. La escultura taparece sosteniendo un báculo y un kero (vaso ceremonial) , símbolos de autoridad para la sociedad que habitó Tiwanaku. Algunos imvestigadores han apuntado que la figura antropomorfa también podría ser una mujer. De hecho en Kalassasaya vivían 7 monjes y 7 monjas, siguiendo un criterio de paridad que se consideraba sagrado para mantener en equilibrio la relación de los humanos con lo divino.
*De este no hay foto porque estaba prohibido. Las autoridades bolivianas piensan que si la gente lo ve gratis en imágenes no pagará para pasar al museo.
Pirámide Akapana
Al igual que Machu Picchu, Tiwanaku era una ciudad santuario. La Pirámide Akapana ocupaba uno de los extremos del recinto. Debió lucir impresionante, aunque hoy solo quedan los restos del nivel inferior de los 7 que tenía. Sus piedras fueron usadas por los españoles para construir la iglesia y otras edificaciones del actual pueblo de Tiwanaku. En los últimos años se han reconstruido en parte las paredes de los 3 primeros niveles. La pirámide estaba rodeada de un sistema de riego que conducía el agua hacia los campos. Esto nos lleva a pensar en una sociedad que sabía como cuidar sus cultivos para proveerse de alimentos aunque las condiciones adversas del entorno no le facilitaran la tarea.

Templo de Kalassasaya
En frente de la desaparecida pirámide se encuentran los restos del Templo de las Piedras Paradas. Lo más sorprendente de este conjunto es que funcionaba como un calendario solar. Los muros exteriores están dispuestos de acuerdo a la luz de este astro y el cambio que este experimenta durante las distintas estaciones. De este modo según la época del año, la luz del ocaso apunta a una columna diferente de las que hay dispuestas a lo largo del muro, dando cuenta del paso de los meses. La rotación de la Tierra ha hecho que este calendario no tenga la misma precisión que antaño.
Cimientos de las habitaciones de Kalassasaya. Esquina del Templo Kalassasaya
En el interior de Kalassasaya había un patio con un conjunto de viviendas alrededor. Los restos del patio requieren un poco de imaginación para visualizar la escena. Las ruinas dan cuenta de un espacio donde vivían 7 monjes y 7 monjas. De lo que fueron sus habitaciones solo quedan las marcas del suelo. Dentro de este espacio había se rescataron varias esculturas entre ellas el Monolito del Fraile y el Monolito Ponce. Similares al monolito Bennett pero de menor tamaño, todavía se exhiben al aire libre.
Pero el monumento más interesante de Kalassasaya es sin duda la Puerta del Sol. De nuevo un calendario, esta vez tallado sobre el dintel donde aparecen grabadas unas figuras que representan a los mensajeros de los dioses. Estas ayudarían a medir el paso de los días.

Templete semi-subterráneo
La parte mejor conservada del conjunto arqueológico es el Templete semi-subterráneo. La razón: es la única parte que quedó bajo tierra. Por tanto, se salvó del expolio de otros pueblos posteriores y de la destrucción de los españoles. Se especula si este patio pudo ser usado para recibir a reyes o personas importantes, o si era un sitio donde llevar a cabo sus ritos.
En sus paredes 175 rostros, cada uno único y diferente a los demás. Como todas las esculturas andinas con el semblante grave y adusto, parecen mirar todavía inquisitivas al interior del patio. El tiempo ha borrado la expresión a muchos. A otros los ha mutilado o los ha forzado a exhibir grotescas muecas. Llama la atención que entre los rasgos faciales de estas cabezas de piedra caliza se pueden identificar diferentes etnias o razas humanas. También algunos animales. Los arqueólogos han identificado dos pumas, un cóndor y un pez.
Patio de las Cabezas de Tiwanaku Patio de las Cabezas de Tiwanaku 3. Rostro de Tiwanaku Complejo Arqueológico de Tiwanaku.
Puma-punku
El recinto de Puma-Punku es la última parte de la visita. Es posible que también hubiera una pirámide presidiendo este patio rectangular. Sin embargo, de la Puerta del Puma, solo se conservan fragmentos de edificios con diferentes dibujos tallados. Entre estas rocas destacan unas piezas en forma de H usadas por los tihuanacotas para dar estabilidad a los edifcios más grandes. Estas «arandelas»se colocaban entre roca y roca de manera que se mantuvieran unidas.

El lado sobrenatural de Tiwanaku
Dada la falta de información para interpretar algunas de sus representaciones, cómo construían semejantes estructuras o cómo trabajaban la piedra con ese grado de perfección, no faltan las teorías sobrenaturales.
El muro exterior de Kalassasaya es un buen ejemplo de las magníficas obras de ingeniería que eran capaces de llevar a cabo. Al igual que los incas, las formas irregulares de las rocas encajan con tal precisión que no es posible deslizar ni la hoja de una navaja entre piedra y piedra. Otra pregunta más, la misma pregunta que intrigó a los españoles en su día y que intriga a la comunidad histórica es: ¿cómo un pueblo que no conoció la rueda consiguió transportar y montar una sobre otra, rocas de semejante tamaño? Algunas pesan más de 20 toneladas.

Otro dato inquietante acerca de estas piedras es su campo magnético. Basta colocar una brújula junto a ellas para como ésta pierde literalmente el norte. ¿A qué se debe tal grado de magnetismo? Cuestiones que llevan a los más entusiastas a buscar teorías poco probables. Algunos aventuran que la puerta del sol es en realidad un portal extraterrestre. Otros que un complicado calendario solar para predecir el fin del mundo.
En fin, teorías hay para todo y Tiwanaku se presta a todo tipo de conjeturas y sensaciones. De lo que no cabe duda es que los tihunacotas dejaron una herencia incomesurable y una clara influencia en los pueblos que después se asentaron en el altiplano sudamericano.