Quito es una ciudad a la que llegué con muchas expectativas. Fue mi última parada en Ecuador antes de continuar el camino hacia Colombia e iba con cierto temor a que “el centro histórico colonial mejor conservado de América,” no estuviera a la altura de su buena propaganda.
Pero si Quito fue la primera ciudad del mundo en ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (junto con Cracovia, otra bonita ciudad), es por una buena razón.
El centro histórico de Quito tiene alrededor de 130 edificios patrimoniales. Sus iglesias y conventos son una de sus mejores herencias. La otra herencia es la que no se ve con los ojos, sino que siente con el resto de sentidos: la gente caminando por sus calles llenas de vendedores, el olor a las empanadas, el cacao, el café… Por último, la magia de Quito no sería si la misma si la ciudad no estuviera donde está: a 2.850 metros de altitud, en medio de una tierra de volcanes.
¿Te vienes de paseo por Quito?
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Una breve introducción a Quito
El nombre de la ciudad viene de Qui-tum, que en quechua significa «mitad del mundo». La ciudad está a 2.850 metros de altitud, en medio de una tierra de volcanes. Ecuador tiene nada menos que 90 volcanes (aproximadamente) repartidos por todo su territorio. Cuatro de ellos quedan muy cerca de Quito: el Cotopaxi, el Cayambe, el Cotacachi y el Pichincha, este último pegado a la ciudad. Muchos de los edificios que verás en el centro histórico de Quito están construidos con roca volcánica.
Quito llegó a formar parte del Tahuantinsuyo, aunque la presencia Inca en el país no duró demasiado. Con la llegada de los españoles el imperio inca comenzó a desintagrarse y Quito nació como ciudad colonial. Quito es una de las capitales que menos modificaciones ha sufrido con el paso del tiempo, conservando muchas de sus iglesias, casonas y palacetes con el mismo aspecto que siglos atrás.
1. La Plaza Grande, corazón del centro histórico de Quito
Aunque su nombre oficial es Plaza de la Independencia, en Quito todo el mundo la conoce como Plaza Grande. El origen de la ciudad está ligado a esta plaza. Hoy es el punto de partida de muchos tours por el centro histórico de Quito y una plaza muy animada donde verás a los mayores charlando en los bancos, los niños jugando y las vendedoras de jugos y empanadas sirviendo sus delicias.
Como no podía ser de otra forma, en esta plaza están los edificios más importantes de la ciudad:
- Palacio Carondelet: actualmente sede del gobierno de Ecuador y residencia oficial del presidente de la República.
- Catedral Primada: con sus muros blancos y su cúpula de colores (me reordó en cierto modo al Santuario de Copacabana).
- Ayuntamiento de Quito
- Hotel Plaza Grande. Se trata de un hotel boutique instalado en el antiguo Palacete Pizarro que también ocupó en su día el Hotel Majestic. Del palacete solo se conserva la parte exterior, ya que el interior está totalmente reformado.

Detalle de la Catedral Metropolitana de Quito Bandera ondeante de Ecuador
2. La Compañía de Jesús, máximo exponente del barroco americano
De todas las igelsias que la herencia cristiana dejó en Quito, hay una que destaca sobre todas: La Compañía. La verdad que cuando entré en la iglesia no había oído nada de ella. Así que fue poner un pie dentro y sentir como los pelos se me ponían literalmente de punta.
ALERTA: en el interior de esta iglesia hay un riesgo elevado de sufrir el Síndrome de Stendhal.
Iglesia de La Compañía de Jesús (Quito). Autor: Diego Delso Iglesia de La Compañía de Jesús (Quito). Autor: Diego Delso
*Por supuesto las fotos no están permitidas en su interior, pero con estas prestadas de nuestra amiga la Wikimedia Commons es suficiente para haceros una idea.
La Compañía de Jesús es un ícono del barroco en el continente americano y hasta último rincón de su interior está cubierto con láminas de oro. Para construir una obra de arte de tal envergadura hicieron falta 160 años. Y creo que los quiteños pueden estar orgullosos de tener en su ciudad a la mayor joya arquitectónica del barroco americano como es La Compañía.
Como es de esperar en un edificio barroco, a su fachada no le falta un detalle: esculturas, columnas, motivos florales… Aunque en mi opinión, el aspecto exterior no alcanza a hacerle justicia a su interior.
Como también es de esprar en la ciudad de Quito, en esta iglesia se utilizó el oro como elemento decorativo. Solo que en unas cantidades exageradas. Prácticamente todo su interior está bañado en una finísima capa de oro. Así que en esta iglesia puede decirse y con razón, que todo lo que reluce es oro.
3. Plaza de San Francisco y la herencia franciscana
La Plaza de San Francisco es la segunda plaza en orden de importancia y antigüedad del centro histórico de Quito. En esta plaza se concentra toda la herencia de los franciscanos: la Iglesia de San Francisco, el convento y el museo.
Los edificos se quedan pequeños comparados con el inmenso Covento de San Francisco, que ocupa todo el lateral de la plaza. No es de extrañar que los españoles le dieran el sobrenombre de «El Escorial de América», ya que es el conjunto arquitectónico religioso más grande de América Latina.
En el centro del convento, con las dos torres de campanario y frente a las escaleras, está la iglesia de San Francisco. Al igual que otras fachadas, la de esta iglesia también está hecha con roca volcánica, concretamente del volcán Pichincha. Al igual que en La Compañía, en el interior de la iglesia de San Francisco no se escatimó en pan de oro para cubrir la decoración de los muros, el techo y el altar.

La entrada al Convento y el Museo cuesta 2USD y la visita es bastante completa. Debido a las dimensiones del edificio en su interior alberga una amplia colección de pinturas, esculturas. Desde luego arte e historia a un precio muy asequible. Fue una de mis visitas favoritas del recorrido por el centro histórico de Quito.
4. El Panecillo, la colina más conocida de Quito
El Panecillo es una de las postales más bonitas de Quito. En su cima, a 3.000 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la Virgen Alada de Quito. La estatua es de aluminio y es la más grande hecha con este material en toda América del Sur: son 30 metros de altura, más los 11 de su base. Esta Virgen plateada, como también se la llama, es una réplica a gran escala de la Virgen de Quito tallada por Bernardo de Legarda en el siglo XVIII, que puede verse en la Iglesia de San Francisco.
El pedestal que hay bajo los pies de la Virgen es un museo de con varias plantas donde puede leerse la historia del cerro. Pero lo que todo el mundo busca cuando sube aquí es lo que hay enfrente del monumento: la increible panorámica de Quito.

En mi opinión, exceptuando el mirador, el Panecillo es más bonito para verlo desde abajo y con perspectiva que pasear por él. De hecho, si preguntas cómo llegar a la cima la gente te dirá que no es la zona más segura para caminar ya que los robos son frecuentes en la zona. En cualquier caso puedes preguntar el precio del viaje y llegar arriba en mototaxi.
5. Calle de la Ronda
La Ronda es una calle que se ha esforzado por recuperar y mantener la labor de los artesanos en el centro histórico de Quito. Por eso, esta calle peatonal de casonas coloniales es el lugar perfecto para quienes buscan comprar un recuerdo hecho a mano y de comercio local.
Aunque tu intención no sea comprar nada, el paseo merece la pena por el ambiente, con los artesanos trabajando en la planta baja de las casonas, y por la mezcla de olores a cacao, café y empanadas que se extiende por la calle.
6. Basílica del Voto Nacional
La Basílica del Voto Nacional es uno de los últimos templos construidos en Quito, ya que fue terminada en 1924. Sin embargo, pese a su relativa «juventud», su estilo neogótico y sus dimensiones (es el templo neogótico más grande de América) la han convertido en un edificio majestuoso y muy visitado en el centro histórico de Quito.
Desde la Plaza Grande a la Basílica hay unos 15 minutos a pie, caminando por la calle Venezuela. Desde la misma esquina donde está el ayuntamiento de Quito ya se distingue el edificio con sus dos torres de 115 metros cada una.
La visita al interior de la Basílica es por supuesto interesante, pero lo recomendable 100% es subir al campanario ya que desde aquí se tiene una vista de 360º y con el cerro del Panecillo justo en frente.
Afortunadamente, la visita a Quito confirmó lo que su buena fama dice la ella: su centro histórico es una maravilla de la época colonial a la que merece la pena dedicarle tiempo. No solo está muy bien conservado, sino que además tiene mucha vida y es muy cómodo para recorrer a pie.