El noroeste argentino fue el punto de partida de mi viaje exprés-locura por América del Sur. Y fue un excelente comienzo, disfrutando de la ciudad colonial de Salta, del mosaico de colores de los Valles Calchaquíes y de los estupendos vinos del altiplano andino.
La provincia de Salta está enmarcada en lo que podría llamarse «el viejo oeste de Argentina», bañada en su mayor parte por el color ocre de la caliza y el clima seco del desierto. Pero no todo en este semi-desierto de los Valles Calchaquíes es arena y tierras infinitas por donde solo circula el polvo. Salta es una de las mejores regiones para disfrutar de los vinos argentinos. De hecho, en los valles que descansan entre las quebradas del altiplano andino nacen unos de los vinos a mayor altitud del mundo. (¿No suena nada mal, eh?)
Junto a las provincias de Jujuy y Tucumán, Salta jugó un papel muy importante en las guerras de Independencia que se desataron en el altiplano andino comienzos del siglo XIX. Y es que mientras España era invadida por tropas francesas, los estados americanos fueron reclamando su soberanía y rebelándose contra siglos de dominación española. Concretamente en Salta nació uno de los héroes de la Independencia Argentina: Martín Miguel de Güemes.
NOTA: Si no estás tan loco como yo, hazme caso y resérvate al menos una semana para ver bien el noroeste argentino. Yo apenas le dediqué tres días entre ver la ciudad de Salta y recorrer la Quebrada de las Conchas y después me arrepentí de no haberme quedado más.
Índice de contenidos
¿Cómo llegar a Salta?
✈Aeropuerto Internacional General Martín Miguel de Güemes
La provincia de Salta tiene un aeropuerto internacional situado a 9 kilómetros de la ciudad. Los vuelos internacionales que llegan a este aeropuerto suelen provenir de Santiago de Chile o de Buenos Aires.
- En ocasiones aterrizan vuelos directos de capitales europeas como Roma, Bruselas o París. Pero lo más normal es que los vuelos provenientes de Europa hagan escala en uno de los dos aeropuertos anteriores.
- Si viajas desde otro país de Sudamérica es posible que encuentres un vuelo directo desde Bogotá, Lima o Santa Cruz (Bolivia), aunque no llegan con mucha frecuencia y también suelen realizar escalas.
- También hay vuelos nacionales que conectan con otras ciudades argentinas como Córdoba, Mendoza o Bariloche. Compañías low-cost como Jet-Smart o Flybondi son la mejor opción en estos casos.
Una vez en el aeropuerto puedes llegar a Salta en taxi o en el autobús de la línea 6 Quijano. Con el primero tardarás unos 20 minutos y con el segundo unos 40 minutos.
En autobús
Aunque también se puede llegar en autobús, desde Buenos Aires hay un trayecto de 10 horas y el precio del billete no es mucho más barato que el de avión (puede salirte incluso más caro). Por tanto, a menos que ya estés cerca de la provincia de Salta, la manera más rápida y barata de llegar es en avión.
PARTE 1 | Qué ver en Salta
La verdad es que muchos viajeros que llegan a la ciudad lo hacen buscando otros atractivos de la provincia y apenas prestan atención a qué hay que ver en Salta ciudad. Y no es extraño ya que Salta es el punto de partida para recorrer los Valles Calchaquíes, las Salinas Grandes, la línea ferroviaria transandina y la Ruta de los Vinos.
Con tantas maravillas naturales alrededor la ciudad se queda a merced del escaso tiempo que tengan para dedicarle los turistas entre viaje y viaje. Sin embargo en Salta hay unos cuantos lugares interesantes que ver. ¡Vamos y te los presento!
El centro histórico de Salta (Cabildo, Catedral y Museos)
Dicen que Salta «la linda» es una de las capitales coloniales mejor conservadas de Argentina. Y aunque no tuve tiempo para visitar otras ciudades coloniales argentinas y no puedo hacer comparaciones, la verdad es que la esencia colonial está bastante presente.
No hay más poner un pie en la Plaza 9 de Julio para darse cuenta de que esta fue de las primeras ciudades fundadas en esta zona andina. El edificio blanco del Cabildo y los soportales que pasan por debajo están cortados con el mismo patrón que todos los ayuntamientos levantados por los españoles en el siglo XVI. A un costado de la plaza está el Centro Cultural América y al otro el Museo de Arte Contemporáneo y el Hotel Colonial, todos con sus arcos característicos. En frente del Cabildo, al otro lado del parque, se encuentra la Catedral con su fachada rosa pastel.
Las iglesias pintadas de colores es algo que me fascina de las ciudades coloniales de América. Les da un aire menos pesado y umbrío que las iglesias españolas de la misma época. Y de noche con la iluminación son todo un espectáculo para la vista. Además de la Catedral, muy cerca de la Plaza 9 de Julio está la iglesia de San Francisco de un tono rosa encarnado. También merece la pena acercarse hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria pintada de azul celeste (que recuerda mucho al azul de los pitufos).
Cabildo de la ciudad de Salta Soportales de Salta Iglesia de San Francisco en Salta.
Museo Güemes, Museo de Arte Contemporáneo y Museo de Arqueología de Alta Montaña
Si te gusta como a mí pasear entre vitrinas y objetos antiguos para empaparte de la historia del lugar, tienes que ver los museos de Salta. Puedes visitar el Museo Güemes, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM).
El primero está muy relacionado con la época de la independencia argentina. En el segundo, en la Plaza 9 de Julio, encontrarás lo que cabe esperar en un museo de arte contemporáneo. El tercero, ubicado también en la Plaza 9 de Julio, es un museo más etnológico dedicado a las culturas indígenas anteriores a la colonización española.
Las momias de los Niños de Llullaillaco en el MAAM
Lo cierto es que yo venía a Salta buscando con muchísimo interés, el Museo Arqueológico de Alta Montaña (MAAM) ya que en él se conservan tres momias andinas, los conocidos como niños del Llullaillaco. Después de haberlas visto mil veces en televisión y en documentales no podía dejar Salta sin pasarme a verlas.
Con seis, siete y quince años, estos niños fueron escogidos como ofrenda a los dioses en el marco del Capac-Cocha. Esta ceremonia se celebraba durante los solsticios de invierno y verano a lo largo y ancho del Imperio Inca para mantener la armonía de los hombres con los dioses. Como parte de la celebración, cada aldea seleccionaba a un niño o una niña, menor de 15 años, con buena salud y sin ninguna marca, cicatriz o anomalía genética.
Sobre si el objetivo de la ceremonia era o no el sacrifio, hay todo un debate abierto en el mundo académico. En cualquier caso, se sabe que como parte de la ceremonia los niños eran llevados en peregrinación hasta un punto alto de la montaña (cuanto más alto más cerca de los dioses, era la lógica ancestral). Allí los sacerdotes celebraban una «misa-ritual».

(No se permiten las fotos dentro del museo, así que aquí están unas prestadas)
En ocasiones los niños morían durante el trayecto, bien por hipotermia o bien por la dificultad para respirar debido a la altitud. En cualquier caso, antes de comenzar la peregrinación a los niños se les sumnistraba un narcótico a base de hojas de coca y chicha (un alcohol de maíz), que los mantenía sedados durante la ceremonia. Los cuerpos de los niños fallecidos eran envueltos con mantas hasta conformar una capa gruesa de tela a su alrededor. Después se los enterraba en un pozo excavado en la nieve junto a un pequeño ajuar que, según la tradición inca, necesitarían en el otro mundo.
No sabemos si la nieve y las bajas temperauras fueron las responsables de la muerte de estos tres niños. Lo que sí sabemos es que, gracias a estas condiciones climáticas, sus cuerpos se han preservado casi intactos hasta nuestros días.
Las tres momias no están expuestas al mismo tiempo, sino que van rotando. Yo pude ver a «La Niña del Rayo«. Al principio me desilusioné un poco porque venía decidida a ver a la famosa «Doncella». Pero igualmente me recorrió un cosquilleó cuando me quede mirando a aquella niña, con la expresión para siempre congelada en el rostro y su atuendo ceremonial desgastado por el tiempo, con la duda de si en sus últimos momentos habría estado pidiendo ayuda, rezando, removiéndose contra los sacerdotes o simplemente dormida.
Teleférico al cerro San Bernardo
Aunque, como comentaba más arriba, mucha gente viene a Salta buscando los atractivos naturales que hay en la provincia, merece la pena reservarse un día o dos para disfrutar de la ciudad. De otro modo no tendrás tiempo para actividades como subir al cerro San Bernardo.
Desde el Parque San Martín puedes tomar un teleférico hacia el cerro San Bernardo. Una vez arriba podrás ver la panorámica de la ciudad de Salta. Si estás con fuerzas también puedes hacer la excursión andando. O subir en teleférico y hacer la bajada a pie, que siempre se hace mucho ameno.
Convento de San Bernardo
De camino al Parque San Martín puedes hacer parada en Convento de San Bernardo. El exterior en mi opinion necesitaría una buena capa de pintura para estar a la altura de los otros templos religiosos de la ciudad (ahí lo dejo). Este convento es el más antiguo de Salta y también fue uno de los primeros que se construyeron en el noroeste argentino. Por dentro continúa siendo un convento de clausura, así que no se puede visitar.
PARTE 2 | Qué ver en la provincia de Salta
Valles Calchaquíes
La ciudad de Salta es el punto de partida para todos aquellos viajeros que quieren recorrer los Valles Calchaquíes. Esta cadena montañosa que forma parte de los Andes argentinos tiene un atractivo natural que combina montaña, desierto, salar y un valle lleno de bodegas.
Si no vas alquilar un coche propio ni vas a hacer dedo un tour es la mjor opción para ver los pueblos de Salta. Existen muchas agencias locales que puedes contratar directamente en el centro de la ciudad. Mejor si las contactas con tiempo porque en temporada alta las excursiones se agotan a dos/tres días vista. Las rutas que ofrecen siempre son las mismas:
- Ruta por la Quebrada de Humahuaca, pasando por Purmamarca, Tilcara y Humahuaca.
- Ruta por la Quebrada de las Conchas hasta el pueblo de Cafayate. (Aquí puedes leer el artículo de esta ruta)
- Excursión a Cachi, pasando por el Parque Nacional de los Cardones.

Los Calchaquíes eran el pueblo indígena que más resistencia opuso a la conquista española por estas latitudes y que acabaron dando nombre al valle donde con tanto aguante se defendieron de los invasores.
Salinas Grandes
Las Salinas Grandes son el otro accidente natural que más turistas atrae por su espectacular paisaje blanco sobre el áspero entorno que lo rodea. Las salinas se formaron hace entre 5 y 10 millones de años debido al estancamiento de agua marina, cuando la cordillera de los Andes todavía se estaba formando. En el proceso también de formaron el Salar de Atacama (Chile) y el famoso Salar de Uyuni (Bolivia) que a día de hoy es el mayor desierto de sal del mundo y el situado a mayor altitud.
Si se viaja desde Salta la excursión es de un día completo, atravesando la Quebrada del Toro, la Puna y varios pueblos como Purmamarca. ¡Otro paraje más que ver en Salta!
Tren de las Nubes
Otro de los atractivos que hay en la provincia de Salta es el Tren de las Nubes. El nombre ya te dice lo que verás durante el viaje. Se trata de la primera vía ferroviaria transanadina que conecta Argentina con Chile, aunque su principal uso hoy en día es turístico dado el interés que suscita entre quienes visitan el norte argentino.
El tren recorre un trayecto de 21 kilómetros por encima de las nubes a lo largo de dos horas y media. Durante ese tiempo realiza algunas paradas en puntos estrastégicos con vistas panorámicas a las quebradas. El resto del camino discurre entre algodonosas nubes. ¡Para hacerte sentir el rey de los cielos!
Si te interesa un viaje de este tipo puedes consultar los detalles en su página web.
Ruta de los vinos de altura
No se puede pasar por la provincia de Salta y no reservarse tiempo para degustar un buen vino. ¡No está permitido! La región está llena de bodegas que cultivan las cepas más típicas de Argentina como son el Malbec y el Cabernet-Sauvignon. Pero la marca de identidad de estas tierras es el Torrontés, una variedad menos común que solo se encuentra en la Península Ibérica, el norte de Argentina y Chile y el sur de Bolivia.
Los viñedos de esta zona soportan una amplitud térmica bastante grande, es decir, un contraste acusado de temperaturas que durante el día pueden llegar hasta casi los 40º y por la noche pueden desceder hasta los 12 o 13º. Esta amplitud térmica confiere a los vinos un aroma y sabor especial que los distingue entre los vinos con denominación Vinos de Altura.
