Liubliana tiene todos los ingredientes necesarios para ser una ciudad de cuento: una leyenda con un dragón, un castillo coronando la colina Grad, un río que lleva por nombre «río del amor», innumerables puentes y un marcado caracter de ciudad medieval.

A Liubliana también se la conoce como la Viena de los Balcanes, debido al ambiente barroco que heredó del Imperio austrohúngaro. Sin emabargo, dos iconos propios caracterizan a la capital eslovena: sus puentes y la leyenda del dragón. Así pues pasear por la ciudad del dragón es como pasear por un rinconcito vivo de leyenda. Una dosis concentrada de medievalismo.

Pero Liubliana no es una ciudad anclada en el pasado ni mucho menos. Por el contrario, es una ciudad muy dinámica en el terreno cultural y un ejemplo de desarrollo urbano sostenible. Uno se siente muy bien acogido por su caracter abierto, joven y actual.

La verdad es que Eslovenia es un país al que nunca le había prestado atención en el mapa. Afortunadamente, un viaje de trabajo me llevó a pasar unos días en su capital, Liubliana, y conocer un poquito más de su historia y su cultura. Desde entonces la zona de los Balcanes está marcada en mi mapa de destinos por visitar en el este de Europa. Aquí te explico brevemente las zonas más interesantes para conocer en la capital de Eslovenia.

Los puentes del río Ljubljanica

Apenas llegas a su centro histórico comprendes por qué a Liubliana también se la conoce como la ciudad de los puentes. En poco más de 500 metros ya te encuentras con cuatro de ellos: el triple puente, el puente del dragón, el puente de los carniceros y el Ribja BRV. Estos son los que delimitan la zona más turística de la ciudad, aunque si sigues el curso del río Ljubljanica encontrarás muchos más.

En esloveno Ljubljanica significa «Río del amor». Si miras el mapa de la ciudad verás que el río se divide en dos brazos de agua que rodean a la colina Grad y vuelven a juntarse para continuar su curso hacia las afueras de la ciudad. Delimitada por uno de esos brazos, a los pies del castillo, comenzó a desarrollarse la ciudad medieval de Liubliana hasta quedar convertida en una ciudad surcada por un canal.

Uno de los recorridos que te propongo es comenzar tu paseo en el puente del Dragón e ir camiando junto al río hasta el puente Ribja BRV. Por supuesto en cada puente tienes panorámicas perfectas para tomar las fotos que quieras.

¿Por qué la llaman la ciudad del dragón?

¿Ya conoces la leyenda de Jasón y los argonautas? Si es así sabrás que el famoso héroe griego marchó en busca del Vellocino de Oro que estaba custodiado por un feroz dragón junto al enorme tesoro que este tenía en su guarida. Y el lugar donde habitaba aquel dragón no es otro que Liubliana.

Jasón finalmente completó su misión recuperando el vellocino de oro e hiriendo de muerte al dragón. No obstante, el espíritu del dragón se quedó allí protegiendo al pueblo que vivía alrededor de la colina Grad, que con el tiempo acabó transformándose en Liubliana. Eslovenia es por tanto tierra de dragones protectores desde los tiempos de la Antigua Grecia.

Ciudad del Dragón Liubliana
Estatua del puente de los Dragones

El dragón aparece en las principales señas de identidad de la ciudad de Liubliana: está en su bandera y en su escudo. Pero el dragón que siempre verás en las postales y las guías turísticas es el del puente Zmajski Most o Puente de los Dragones. En plural, ya que dragón solo había uno pero estatuas hay cuatro custodiando cada esquina del puente.

Sobre este puente existe la creencia de que si una mujer virgen lo cruza uno de los dragones moverá la cola. También se dice que si una pareja de prometidos cruza el puente y uno de ellos no es virgen, el dragón se lanzará encima para devorarlo. O tal vez el dragón se haya vuelto moderno y ya no se inmute por las relaciones amorosas de los nuevos tiempos.

Dejando a un lado las leyendas, lo cierto es que este puente fue el primer puente de hormigón armado de Eslovenia, sustituyendo a los puentes de hierro forjado que solían construirse en el siglo XIX. También fue uno de los primeros en incorportan elementos decorativos de la corriente Art Nouveau que se extendía por Europa en el cambio de siglo.

El Castillo sobre la colina Grad

La ciudad de los puentes, el dragón… Con estos elementos de cuento a la ciudad no podía faltarle un castillo para que el ambiente sea redondo. Y en efecto el castillo, situado en la cima de la colina Grad, reclama su protagonismo en todas las postales. Por su posición en lo alto de la ciudad, el castillo es visible casi desde cualquier parte del casco histórico.

Del antiguo castillo medieval no queda demasiado. La estructura externa da una idea de cómo fue en el pasado. Pero el Ljubljanski Grad ha cambiado por completo en su interior gracias a las remodelaciones más recientes.

Dentro del patio y el calabozo del antiguo castillo se ha instalado una sala de exposiciones y un par de restaurantes. También se puede subir por uno de los laterales a ver la vista panorámica. Para visitar el resto de torreones y acceder a la parte más antigua del castillo es necesario pagar entrada. Por el resto del recinto se puede pasear de manera gratuita.

A pesar de que la subida al castillo te dejará sin aliento, las panorámicas y los alrededores merecen la pena. Además esta vieja estructura se ha reconvertido para albergar nuevas actividades culturales y espacios de ocio. Una opción para viajar en el tiempo hacia la ciudad del dragón que fue Liubliana.

Mercado Central

En uno de los laterales del canal del Ljubljanica se encuentra el edificio que albergaba a los comerciantes que venían al centro de la ciudad a ofrecer sus productos. Su interior está ahora ocupado por restaurantes y tiendas de souvenirs. Aunque en la explanada posterior del edificio sigue instalándose un mercado al aire libre con puestos de fruta, verduras, carne y otros productos frecos.

Para cruzar al mercado está el antiguo Puente de los Carniceros, también llamado más románticamente Puente del amor. Por el ya no pasan las mercancías de camino al mercado, sino que se ha convertido en un puente peatonal especialmente frecuentado por parejas de enamorados. Siguiendo la moda que se ha extendido por todos los puentes de Europa, también aquí se pueden ver miles de candados con los que estos enamorados han querido sellar su relación amorosa.

Plaza Prešeren y el Puente Triple

La Plaza de Preseren puede considerarse el centro neurálgico del casco histórico. El edifico que más destaca en esta plaza es la Iglesia de la Anunciación, con su fachada rosa. Muy cerca de ella ha sobrevivido un edificio decorado con el estilo tradicional de Eslovenia. Desde la plaza sale la calle peatonal Čopova, una de las calles más comerciales de Liubliana que suele estar llena de tursitas paseando a cualquier hora.

Desde esta plaza se puede cruzar el famoso Puente Triple. Originalmente había un solo puente, pero en el siglo XIX se le añadieron dos puentes peatonales, uno a cada lado, dejando el de en medio para el tráfico rodado.

Aunque era finales de noviembre y hacía frío, la gente disfrutaba de las terrazas como si fuera verano. Y la verdad que la atmósfera se veía bastante cálida entre las estufas y las mantas que se dejan a cada comensal en la silla.

Alrededor no existía el agobio ni el bullicio que uno espera encontrar en las capitales. Fue una grata sorpresa. Casi todos los turistas que pasaban hablaban italiano. También me crucé con varios grupos de españoles. ¡No hay rincón que se nos resisita!

El Romeo del Imperio Austrohúngaro

La Plaza lleva el nombre del poeta Frances Prešeren, cuya historia de amor imposible lo convierte en un Romeo que jamás fue correspondido por su Julija. A esta hija de nobles le dedicó muchas de sus primeras composiciones. Hasta que finalmente Julija se casó con un joven de su misma posición social y dejó a Prešeren sin musa.

… ¡Flor, rocío y maná

es vuestra juventud, muchachas!

Aconsejo, que no se duerman,

quienes florecen en la edad dorada.

Coleccionas chicos, eres soberbia,

te pavoneas porque eres guapa;

¡cuidado, cuidado, que cuando seas mayor

y estés sola no llores!

Fragmento del poema Muchachas de Prešeren
Vista de Liubliana Eslovenia
Paseo del Mercado junto al río Liublianica. Al fondo se ve la Iglesia de San Nicolás y parte del Castillo.

Ayuntamiento y ciudad medieval

El Ayuntamiento es un buen punto de partida para callejear. Toda la zona que se asienta en la falda de la colina Bred está compuesta por el intricando medieval de callejuelas estrechas y algunos patios interiores. Casi todos los establecimientos de esta zona son pequeñas cafeterías, restaurantes o tiendas.

Más que a la ciudad del dragón, Liubliana se asemeja en esta zona a otras ciudades del Imperio Austrohúngaro. Muchos edificios siguen el estilo barroco en sus fachadas. De ahí el otro sobrenombre de Liubliana: la Viena de los Balcanes.

Desde aquí puedes pasear tranquilamente por el canal del río Liublianica, acercarte a ver la Catedral de San Nicolás, subir al castillo o simplemente quedarte sentado en alguna terraza dejándote envolver por su atmósfera sosegada.

Viena Balcanes
Liubliana también es conocida como la Viena de los Balcanes

Plaza de la República, última huella del gobierno comunista

Tanto ambiente de leyenda hace olvidar que Eslovenia también tiene una parte de su pasado ligada al gobierno soviético de la URSS. Eslovenia fue una de las 6 repúblicas de la antigua Yugoslavia. Aunque de esa época gris poco queda.

Iba yo buscando el Museo de Historia que está en el antiguo palacio de la Ópera cuando llegué a la Plaza de la República. La plaza es un auténtico contraste con el resto del centro urbano. La arquitectura es más tosca y sin color. En esta plaza funcionaba la sede de gobierno de los soviets. Paradójicamente uno de los costados de la plaza está ocupado ahora por un gran centro comercial.

Green European Capital desde 2016

Liubliana puede presumir de ser una de las capitales europeas más verdes y sostenibles. Su tamaño es obviamente una gran ayuda ya que al acortarse las distancias se puede llegar a casi cualquier sitio a pie o en bicicleta. Además, el propio clima del país, entre los Alpes y el Adriático favorece las lluvias, por lo que la región se mantiene verde y con un aire constantemente renovado. Por supuesto, entre las ventajas de llegar andando a casi cualquier parte están el ahorro para tu bolsillo y para la salud del planeta.

Esta combinación de factores, unido a los esfuerzos de la ciudad por reconducir el tráfico y promover el transporte público, contribuyó a que Liubliana fuese nombrada Green European Capital en el año 2016. Desde entonces puede promocionarse como destino verde con el sello de calidad de la Comisión Europea.

Tres cuartas partes del área administrativa de la ciudad son terreno verde compuesto por bosque, pradera y zonas dedicadas a la agricultura. El principal pulmón verde de la ciudad se encuentra en el parque Tívoli. Es el más grande y el preferido para desconectar, tanto por locales como por los turistas. Más allá del parque en sí, se extiende una área verde que abarca 460 hectáreas.

Liubliana, ciudad de los puentes
Canal del río Ljubljanica que atraviesa el casco histórico de la ciudad.

Adiós a Liubliana, la ciudad del dragón, los puentes, la pequeña Viena…

Liubliana es una ciudad que se puede visitar cómodamente en un par de días. No obstante, si tuviera que planear un viaje de nuevo, alargaría la estancia un poco más, ya que en los alrededores también hay mucho para ver y hacer. Eslovenia es un país de cuevas, lagos, picos nevados y pueblecitos entre las praderas…. Para mí, toda una desconocida del este de Europa. Por ahora, me quedo con la imagen de su capital y con el sobrenombre que más gustó de todos: la ciudad del dragón.

Se vidimo kmalu! (Nos vemos pronto)

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